jueves, 12 de octubre de 2017

En las escuelas "puede" que matemos la curiosidad


Acabo de leer un excelente artículo de Juan Meléndez en el que comparte algunas reflexiones que no hacen más que reforzar algunas ideas que me rondan la cabeza desde hace tiempo:

  1. Enseñamos muchas cosas que a nuestros alumnos actuales no les interesan: El caso es que nos lo dicen, pero nosotros como docentes erre que erre con el curriculum.
  2. La mayoría de las veces no tenemos en cuenta el talento que puedan tener nuestros alumnos o el interés por temas concretos: No he visto ninguna ficha de tutoría que le pida al alumno que le gusta, en qué es bueno, cúal es su talento ...
  3. La teoría habla de una educación personalizada e individual, pero en la práctica veo poco adaptación: La rigidez de nuestro sistema educativo apenas lo permite sin pasar, en el mejor de los casos, por un calvario burocrático.
  4. Estamos viviendo un paradigma en la sociedad actual, basado en la tecnología, equiparable a hitos como el fuego, la rueda o la imprenta: Todos conscientes, pero me lleva los demonios que la tecnología y la comunicación no sean materias evaluables en la EVAU.
  5. El equivocarse debería ser tan valorado o más que el acertar: No fomentamos este tema en los alumnos, que se frustran a las primeras de cambio cuando la cosa no va bien.
Finalmente, mi frase favorita: "El riesgo es no arriesgarse". Pues nada, salgamos de zonas de confort y pintemos centros educativos llenos de alumnos aprendiendo en función de sus talentos, intereses y creatividad.

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